Todo es dejar ir.
Dejarte mientras te rompes contra las costas de tu rabia
y amar hasta el final los restos del naufragio.
Dejarte en nido ajeno y agradecer sus luces y tus sombras.
Dejar que, como cáscaras de nuez en un mar agitado,
os perdáis en la corriente de la vida
mientras os coso sobre el pecho la confianza en ella.
Dejar que pierda brillo el ascua final
de una hoguera de sufrimientos silenciosos
en la que, en vano, busqué calor.
Y dejar que todo pase y el nudo en mi garganta se afloje, confiada,segura incluso,
de que todo llegará, como yo misma, a buen puerto.
BEGOÑA ABAD