Las arenas movedizas del pasado,
la levedad de la herida de vivir,
cada ola que fue yendo y viniendo
a los cristales azules de sus ojos,
la trajeron a este lugar sagrado.
Ahora es ya la firmeza de la tierra
hecha árbol, la sujetan las raíces
que le hicieron crecer desde el principio,
pero sabe de su fragilidad en cada hoja
todo está ya escrito en ellas.
BEGOÑA ABAD